Spirit and Life – Semanario de Humana Life International
14 de febrero de 2014
Uno de los principales temas de quienes apoyan el aborto recae en la propaganda que hacen de pintar al no nacido (por nacer) como “algo” más que uno de nosotros – un problema, “solo un feto”, una opción- ignorando completamente la humanidad del niño. La ciencia y la razón al hacer eso, niegan los derechos humanos, tal como las leyes del aborto en nuestra nación (EEUU).
Esta semana en la Revista Crisis, el director de Educación y Evangelización de Human Life International (HLI), Arland K. Nichols, expone la “arbitrariedad despiadada del aborto” con una historia única sobre unas hermanas gemelas nacidas con meses de diferencia. La hermana fuera del vientre materno tenía derechos y protección legal, pero su gemela en el vientre materno podría legalmente ser asesinada. La ciencia es muy clara sobre el comienzo de la vida, pero bajo la ley no todos tienen derechos humanos.
Afectuosamente en Cristo,
Padre Shenan J. Boquet
Presidente, Human Life International
En lo que se ha convertido en un ritual anual el 1 de Enero, los medios de comunicación compartieron la historia +única de las gemelas nacidas en diferentes días y diferentes años. Este año, la red de TV ABC News destacó la historia de Lorraine y Brandon Begazo, quienes nacieron en Washington, D.C., con tres minutos de diferencia pero en años diferentes. Un caso raro y una historia para sentirse bien, eventualmente se convertiría en un caso trivial, que al final sirve para romper el hielo en situaciones sociales.
Pero ¿podría el caso raro de gemelas nacidas en diferentes días proveer algo más que solo trivialidad?
Consideren el caso de María Jones Elliot quien, embarazada de gemelos en el 2012, tuvo un parto prematuro y dio a luz a su bebita Amy con 23 semanas de gestación. Amy era una pequeña bebita de 0,54 kilogramos, fue llevada inmediatamente a la unidad de cuidados intensivos para salvar su vida. Inesperadamente las contracciones de la madre se detuvieron, y la hermana gemela de Amy, Katie, decidió que ella no estaba lista para nacer aún. La pequeña Amy luchó para sobrevivir, entre tanto su hermana gemela lo hacía muy bien en el vientre de María, donde continuó creciendo y madurando. Setenta y siete días después Katie nació con una salud perfecta. Estas hermosas hermanas gemelas son reconocidas en el Libro de Records Guiness como las gemelas separadas con más días entre los nacimientos.
Haciendo a un lado los elementos que nos hacen sentir bien en la historia, consideremos un momento el estatuto de estas dos hermanas en la ley de EEUU. Mientras Amy al nacer fue reconocida como un ser humano, cuya vida debía protegerse y luchar por ella, pero en cambio su hermana gemela en la mayoría de los casos su hermana gemela antes de sería considerada un simple “feto” sin ningún derecho y por lo tanto – una víctima potencial del aborto.
Es aquí donde podemos ver la arbitrariedad despiadada del aborto: un gemelo podría ser asesinado legalmente en tanto otro es protegido por la ley. ¿Es la ubicación tan determinante? Este ejemplo de sentido común es indicativo de cómo las leyes que dejan a los niños no nacidos sin protección, son discriminatorias y asumen diferencias fantasiosas y controvertidas entre los seres humanos vivos.
La ciencia, después de todo, no puede ser más clara; la unión de dos gametos humanos trae a la existencia a un miembro único y completo de la especie humana, que tiene un desarrollo propio y organizado. Entonces la pregunta viene, ¿este ser humano posee derechos como los posee todo ser humano? Y ¿Qué se le concede a este ser humano? Es incluso remotamente sensato el que un gemelo sea protegido por su madre, la ley y por toda la humanidad en tanto el otro gemelo es dejado sin protección alguna?
Cuando los hechos científicos son reconocidos, y cuando son hechas las preguntas correctas, la respuesta parece simple. “Todo ser humano es y debería ser tratado como portador de derechos, merece un trato justo, y la promesa de ser protegido por la sociedad y sus leyes”. Este es el deber intrínseco de los individuos y de la sociedad-para proteger a los inocentes y que debería buscar la justicia. ¿Qué clase de sociedad es aquella que puede hacer frente tanto a la ciencia impersonal y al gemelo no nacido (por nacer), y decirle en la cara: "Sí, ella es un ser humano, pero no tenemos que tratarla con justicia, no posee ningún derecho y no merece la protección bajo la ley. "Si se hacen las preguntas correctas y las respuestas son honestas, las cosas serían claras como el día. Tal vez por eso el modus operandi de los promotores del derecho al aborto se centran en los casos difíciles como si ocurrieran frecuentemente, apelando a la sensibilidad de las personas planteando una imaginaria "guerra contra las mujeres."
La objeción común tiende a preguntar: " ¿Una mujer tiene el derecho de hacer con su cuerpo lo que desee? " Sí, una mujer - y en esto ella no es diferente de un hombre tiene la libertad y la capacidad de hacer lo que ella quiere con su cuerpo. Pero esta libertad y el derecho no es absoluto, y es más bien una libertad limitada o un derecho condicional. Los justos límites de ese derecho incluyen no causar daño a otro ser humano inocente en el ejercicio de la propia libertad corporal. Así, mientras que una mujer puede hacer con su cuerpo como ella crea conveniente, ella no puede hacer lo que quiera con el cuerpo de otro ser humano sin su libre consentimiento. Dado que el ser humano embrionario o fetal es un miembro de la especie humana, no puede, con justicia, causar daño a ese niño. A medida que la réplica popular para esta objeción dice: " Sus derechos terminan donde comienza el cuerpo de otra persona. "En última instancia esta objeción es a la vez una cortina de humo.
Las respuestas razonadas y honestas a las preguntas más apropiadas hacen que la promoción del aborto parezca monstruoso. Y la historia siempre ha juzgado, como monstruoso el capricho y la arbitrariedad de una sociedad que exige que algunos seres humanos tengan derechos y otros simplemente se pueden descartar.
Tal sociedad está siendo juzgada, incluso ahora por el Papa Francisco con la descripción -utilizada algunas veces- de "una cultura de descarte." Como él se lamentaba recientemente: "Por desgracia, lo que se descarta es ... incluso los propios seres humanos, que a menudo se descartan como "innecesarios"... es espantoso pensar siquiera que hay niños, víctimas del aborto, que nunca verán la luz del día".
La negativa de nuestras leyes para reconocer la ciencia moderna y honrar la exigencia ética básica de reconocer los derechos de cada ser humano, y la obstinada negativa a responder a las preguntas de forma honesta, ha creado un sin número de víctimas "que nunca verán la luz del día." ¿No deberían las dos hermanitas gemelas y todos los seres humanos ser tratados por igual ante la ley? Que no lo sean es una desigualdad radical, una ofensa grave, y una pobreza trágica.
Arland K. Nichols
Director de Educación y Evangelización de Human Life International
Traducción: Cecilia Rodríguez Galván
Representante voluntaria de REDESSVIDA
Aguascalientes, México