Los católicos, como todos los demás ciudadanos de los Estados Unidos de América, tienen el deber de participar en nuestra forma representativa de gobierno informándose sobre los problemas y posturas de los candidatos y luego votando. La Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés) dio en el clavo cuando tituló su documento para guiar a los votantes católicos "Formar conciencia para una ciudadanía fiel". Votar es una decisión consciente importante para los católicos y todas las personas de buena voluntad, pero se complica por el hecho de que en este mundo caído no existen candidatos perfectos.
El Centro Nacional Católico de Bioética (NCBC sus siglas en Ingles) tiene en el centro de nuestra misión promover y salvaguardar la dignidad de la persona humana, especialmente en los ámbitos de la medicina y las ciencias de la vida. Trágicamente, no hay consenso, como debería haberlo, sobre algunas cuestiones básicas de dignidad y derechos humanos, como el derecho a la vida. Como presidente de la NCBC, veo como mi responsabilidad ayudar a los votantes con información sobre los temas bioéticos más importantes en las elecciones nacionales de 2020 que se acercan rápidamente.
Me uno a nuestros obispos para afirmar que no cabe duda de que “la amenaza del aborto sigue siendo nuestra principal prioridad porque ataca directamente a la vida misma, porque tiene lugar dentro del santuario de la familia y por el número de vidas destruidas. Es difícil exagerar la mera enormidad del problema, ya que han muerto tantos millones. Ninguna enfermedad, guerra u otra calamidad mata a tantos seres humanos como el aborto cada año. Todo asesinato es horrible, pero el aborto involucra a padres y profesionales médicos que deliberadamente quitan la vida a bebés no nacidos totalmente inocentes. Es uno de los pocos delitos de derecho canónico que se sanciona con latae sententiae o excomunión automática.
Sobre un tema tan preeminente, que supera a todos los demás, debería haber un amplio acuerdo, pero no es así. El ex vicepresidente Joe Biden y muchos candidatos demócratas toman posiciones que apoyan incondicionalmente el aborto legalizado por casi cualquier motivo e incluso obligarían a los contribuyentes a financiar abortos. Esto está en la Plataforma del Partido Demócrata. El presidente Donald Trump y muchos, pero no todos, los republicanos se han opuesto ampliamente al aborto legalizado y a la financiación del aborto por parte de los contribuyentes. Esto está incluido en la Plataforma del Partido Republicano de 2020, que fue una nueva adopción de la plataforma del 2016. Este es y ha sido el “elefante en la sala” cuando se trata de tomar una decisión concienzuda de apoyar a uno u otro candidato en las elecciones estadounidenses. Es un tema muy amplio, como señalan los obispos en “Ciudadanía fiel”, porque la postura sobre el aborto afecta en gran medida a otras áreas importantes como la reforma sanitaria, la atención a los pobres, la inmigración y la política exterior.
La reforma del sistema de salud es otro tema en el que están en juego muchas cuestiones bioéticas. ¿Qué procedimientos/medicamentos serán obligatorios? Las Hermanitas de los Pobres han tenido que luchar hasta en la Corte Suprema de los Estados Unidos en múltiples ocasiones para resistir un mandato poco ético de la administración Obama de que incluyan la anticoncepción en sus planes de salud. ¿Cómo podrán los miembros más pobres de nuestra sociedad acceder a una atención médica de calidad? ¿Qué tipo de cuidados al final de la vida se promoverán en las políticas y la legislación? La Santa Sede recordó recientemente a los fieles sobre la naturaleza intrínsecamente maligna de la eutanasia y el suicidio asistido que fue legalizado o amenaza con serlo en algunos países y estados de Estados Unidos.
Claramente, es importante investigar la posición de los candidatos sobre los diferentes aspectos de la reforma del sistema de salud.
La investigación científica moderna también es motivo de preocupación. El El Centro Nacional Católico de Bioética (NCBC) tuvo el privilegio de que uno de nuestros especialistas en ética, el padre Tad Pacholczyk, fuera nombrado miembro del Consejo Asesor de Ética en la Investigación de Tejidos Fetales Humanos de los Institutos Nacionales de Salud en 2020. Este organismo decidió no recibir fondos federales para propuestas de investigación que involucren órganos o tejidos extraídos de bebés abortados. El tema de la ética de la investigación científica es muy amplio e incluye la investigación con células madre embrionarias humanas obtenidas al matar embriones humanos y líneas celulares derivadas de abortos. También existe una gran amenaza de la investigación genética en embriones humanos que es éticamente inaceptable. Debería haber un acuerdo generalizado aquí, pero este no suele ser el caso. Los votantes deben saber que la administración Trump ha apoyado muchas restricciones a las investigaciones éticamente contaminadas que involucran la matanza de embriones y fetos humanos. Joe Biden era vicepresidente cuando el gobierno de Obama levantó las prohibiciones sobre la financiación de la investigación con células madre de embriones humanos y apoya dicha investigación.
Personalmente creo que la protección de los derechos de conciencia de las personas y las instituciones se está convirtiendo en una de las cuestiones bioéticas más preocupantes de nuestro tiempo. Esto es así porque una cuestión que obtuvo apoyo bipartidista en el pasado es ahora una manzana de la discordia. La administración de George W. Bush implementó una Regla de Conciencia federal destinada a proteger a los trabajadores de la salud. La administración de Obama la rescindió y la reemplazó con una regla que anuló la mayoría de las protecciones, excepto por no ser obligado a participar en el aborto. La administración Trump volvió a una regla de protección de la conciencia de mayor alcance y creó una nueva división de la Oficina de Derechos Civiles del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) de los Estados Unidos: la división de Conciencia y Libertad Religiosa. Todo indica que una administración de Biden volvería al apoyo mínimo para la protección de la conciencia y la libertad religiosa como fue el caso bajo la presidencia de Obama.
El Centro Nacional Católico de Bioética (NCBC) no es partidista y no respalda a candidatos para cargos públicos. Nuestro deber cívico y religioso es alentar a los ciudadanos estadounidenses a ser votantes informados que lleven consigo su conciencia a sus lugares de votación. En nuestro campo de la bioética existe un marcado contraste entre las posiciones adoptadas por los principales candidatos en estas próximas elecciones. Reitero de todo corazón la orientación brindada por la conferencia de obispos de Estados Unidos sobre el tema más importante en esta elección, la amenaza del aborto.
Joseph Meaney, PhD