Padre Shenan J. Boquet
Presidente
Human Life International
¿Está aumentando la oposición secular a la anticoncepción?
Recientemente, sin embargo, he estado observando una fascinante tendencia. Más y más gente no religiosa está comenzando a darse cuenta de las desventajas de la anticoncepción. En un sorprendente número de casos, están prestando atención a los métodos naturales de planificación de la familia. Un ejemplo de esto es la explosión de apps móviles desarrollados secularmente para ayudar a las mujeres a rastrear su fertilidad [5]. Es verdad que en muchos casos la visión moral de estas personas no concuerda con la doctrina de la Iglesia (por ejemplo, promueven el uso de métodos de barrera durante los períodos fértiles), pero sorprende cuánta gente secular parece llegar a la misma conclusión acerca de los daños de la anticoncepción que la Iglesia Católica pronosticó hace bastante tiempo.
Muchas mujeres, por ejemplo, se están dando cuenta de que ellas son las que desproporcionadamente (de hecho, casi totalmente) llevan las cargas que resultan del uso de la anticoncepción. Pero aún, cada vez caen más en la cuenta de que al usar anticonceptivos, los hombres las pueden usar para tener encuentros sexuales carentes de sentido, encuentros que ellas, desde un comienzo, son mucho menos propensas a desear.
Entre las cargas que sufren las mujeres está una miríada de efectos colaterales que suceden cuando bombardean sus organismos con hormonas artificiales [6]. Un artículo reciente que fue publicado en una revista secular muy conocida en Alemania se titula “Depresión y suicidio: El lado oscuro de la píldora anticonceptiva”. El artículo se centra en la historia de una mujer que desarrolló tendencias suicidas luego de estar tomando la píldora. Pero, como observó el artículo, ella está muy lejos de ser la única. De hecho, no es difícil encontrar fórums en línea en los cuales miles de mujeres comparten aterradoras historias, que a veces parten el corazón, acerca de los efectos colaterales emocionales que han sufrido cuando usaban anticonceptivos – depresión severa, ansiedad, cambios de ánimo, cambios en la personalidad, pérdida de la libido, etc. [7].
Hay otros efectos colaterales que son menos evidentes, pero posiblemente más penetrantes e igualmente preocupantes. Un estudio que fue publicado a principios de este año (2019) sugirió que el uso de anticonceptivos hormonales puede interferir con la capacidad de la mujer de detectar las señales emocionales de otras personas. Si bien es verdad que este estudio es relativamente pequeño, se añade al creciente número de evidencias de que la anticoncepción hormonal interfiere con la capacidad cognitiva y psicológica de la mujer de manera sutil, las cuales, al multiplicarse cientos de millones de veces, puede, de hecho, alterar a la sociedad de manera más sustancial de lo que la gente se da cuenta [8].
Algunos estudios, por ejemplo, han sugerido que la píldora afecta significativamente ómo las mujeres perciben a los hombres que consideran como sus posibles esposos. Esto no parece ser de mucha importancia. Pero los autores del estudio observaron que: “El uso de anticonceptivos hormonales no solo puede afectar la elección inicial de un esposo, sino que también puede tener consecuencias no intencionales para la satisfacción en las relaciones interpersonales de las mujeres, si el uso de la píldora anticonceptiva cambia después” [9]. Es decir, las mujeres a quienes les atraían ciertos hombres mientras ellas tomaban la píldora puede que de pronto esa atracción cambie o se disipe cuando dejen de tomarla. Una vez más, multipliquemos este efecto potencialmente varios cientos de millones de veces y podremos darnos cuenta de cómo la píldora puede estar afectando a muchas vidas y a la sociedad en maneras en que los inventores de la píldora nunca anticiparon.
Otros efectos físicos bien documentados de la anticoncepción hormonal incluyen el aumento del riesgo de ciertos tipos de cáncer, el embolismo pulmonar, los ataques al corazón, los infartos, el aumento de peso, los dolores de cabeza, la náusea y la disminución de la libido.
Muchas mujeres están despertando ahora al hecho de que han sido objetos de un vasto (y en gran medida sin prueba alguna) experimento “científico” y social, a menudo para satisfacer las ansias de placer sexual de los hombres. Y están comenzando, con toda la razón, a preguntarse si esto es de verdad un “empoderamiento” femenino.
La sabiduría de la doctrina de la Iglesia
De cierta forma, es fácil comprender por qué la anticoncepción se hizo tan popular y se difundió tanto como de hecho ha ocurrido, o por qué tantas personas, aun dentro de la Iglesia, urgieron al Papa San Pablo VI a que cambiara la doctrina de la Iglesia en contra de la anticoncepción. ¿Todos los placeres de las relaciones sexuales sin ninguna de las consecuencias? ¿Quién no quisiera eso?
El problema, por supuesto, es que las promesas de la anticoncepción son una mentira. La verdadera y gran mentira es que la anticoncepción elimina el “riesgo” de un embarazo. Pero eso no ha sido verdad ni lo sigue siendo. Aún los métodos anticonceptivos más eficaces desde el punto de vista meramente técnico tiene una tasa de fracaso. Aún un pequeño porcentaje de fracaso por año se traduce en un enorme número de los mal llamados “embarazos no deseados”.
La mentalidad anticonceptiva y su falsa promesa de total control hacen que los hombres y las mujeres consideren estos “embarazos no deseados” como si fuesen obstáculos para su libertad, en vez de las consecuencias naturales de su conducta sexual. Lamentablemente, muchos de ellos recurren al aborto para arreglar “el problema”. De hecho, los datos estadísticos sugieren que es posible que una granmayoría de mujeres hayan recurrido al aborto porque estaban embarazadas a pesar de estar usando anticonceptivos (67% en Inglaterra) [10].
Sin embargo, la otra gran mentira es que el embarazo es la única “consecuencia” de las relaciones sexuales y que una vez que nos libremos de él, las relaciones sexuales simplemente serán muy “divertidas”. Como nos estamos dando cuenta, la mentalidad anticonceptiva puede cambiar la sociedad. Fundamentalmente cambia la manera en que los hombres y las mujeres se relacionan entre sí: Los tipos de conductas sexuales que la sociedad considera aceptables, la manera en que la gente busca el romance, el sentido del matrimonio, los valores que la gente atesora, la educación que los niños reciben, los programas de entretenimiento que la gente ve, la estructura de la familia, la salud física y psicológica de la gente, etc., hasta penetrar cada aspecto de la sociedad.
La Iglesia Católica se dio cuenta de todo esto desde el comienzo. El Papa San Pablo VI percibió el problema cuando resistió la inmensa presión que ejercieron sobre él, aún dentro de la Iglesia, para retirar la prohibición de la anticoncepción por parte de la Iglesia, y en vez de ello mantuvo esa enseñanza en su Encíclica Humanae vitae. El Papa San Juan Pablo II también se dio cuenta de esta situación cuando repetida y enfáticamente volvió a enfatizar la doctrina de la Iglesia, a pesar del disenso que se había difundido a gran escala contra dicha doctrina.
Aquí encontramos otra prueba más de la providencia de Dios que obra a través de Su Iglesia – que a pesar de la confusión que hay en el mundo, la Iglesia puede señalar una ruta clara a través de la niebla de esta confusión, manteniendo el faro de la verdad, mostrando a los matrimonios cristianos (de hecho, a todos los matrimonios) el camino que hay que recorrer para contribuir al establecimiento de una verdadera “Civilización del Amor”.
Notas:
[6]. https://www.hli.org/resources/negative-effects-of-the-pill/.
[7]. https://www.dw.com/en/depression-and-suicide-the-dark-side-of-the-birth-control-pill/a-47308479.
[8]. https://www.sciencedaily.com/releases/2019/02/190211083216.htm.
