Padre Shenan J. Boquet
Presidente
Human Life International
Continuamos y terminamos estas serie con las últimas tres sugerencias del obispo Olmsted (de Phoenix, Arizona), que proporcionan una excelente manera para comenzar a poner a la familia en el primer lugar.
4) Pasen tiempo juntos como cónyuges:
Quizás esta sugerencia parezca tan básica que no hace falta decirla. Y sin embargo, ¡cuántos matrimonios hoy en día admiten que pasan días, o incluso semanas, sin tener una conversación significativa con su cónyuge, debido a la actividad de sus horarios! Si los padres no se comunican entre sí y comparten sus problemas y consuelos, ¿cómo pueden dirigir con eficacia a su familia?
El amor que una madre y un padre se muestran entre sí es el amor que será modelado por los otros miembros de la familia. Si mamá y papá no se interesan en la vida del otro, si no se animan mutuamente en sus luchas, si no rezan juntos, entonces, ¿cómo conocerán sus hijos el amor de entrega y cómo podrán demostrarlo a otros?
“Las relaciones se construyen con el instrumento del tiempo”, señala el obispo Olmsted. “Recuerden cómo en los Evangelios, Jesús, aunque él era Dios mismo, se tomaba el tiempo lejos de sus discípulos para estar solo con su Padre. Como esposos, alejarse de las tareas domésticas y los hijos para pasar tiempo juntos es una fuente fundamental de renovación para su matrimonio”. El obispo Olmsted sugiere una noche de cita habitual, o un tiempo dedicado a la adoración del Santísimo Sacramento.
5) Establecer límites digitales claros:
La tecnología se ha vuelto tan omnipresente en nuestras vidas que muchas personas simplemente no se dan cuenta de lo generalizada que se ha vuelto... o de lo esclavizados que están. Se ha producido una revolución sin precedentes, y de veras que está teniendo lugar. Desafortunadamente, muchas personas están completamente dormidas ante las formas en que la tecnología está interrumpiendo sus relaciones, o incluso su capacidad para las relaciones.
“La tecnología tiene una lógica”, señala el obispo Olmsted, “y la lógica es seguir mirando la pantalla” de la tableta, del teléfono o de la computadora”. Esta lógica está invadiendo todos los aspectos de la vida familiar. Incluso el espacio sagrado de la cena, para aquellas familias que incluso comen juntos habitualmente, se reduce cada vez más a una colección de seres humanos pegados en silencio a sus pantallas.
La tecnología puede ser necesaria, pero debe ser controlada, de lo contrario nos controla. Cada familia necesita un manifiesto tecnológico: una filosofía tecnológica bien pensada, acompañada de políticas prácticas y exigibles, expuestas en papel si es necesario. Algunas sugerencias pueden ser: no hay teléfonos celulares en la mesa de la cena, no hay televisores en las habitaciones, tener software de filtrado de Internet en todos los dispositivos conectados a Internet y “tiempos de inactividad” tecnológicos programados.
“Sin establecer límites claros para los dispositivos digitales en el hogar, su plan para la vida espiritual puede ser fácilmente socavado e incluso saboteado”, escribe el obispo Olmsted. “La era digital ha brindado grandes oportunidades para difundir el Evangelio, pero no podemos permanecer ingenuos ante la realidad de que la tecnología también puede causar daño e incluso un gran mal a nuestros hogares. La pornografía, la violencia, la blasfemia, las interminables ideologías y el material político lleno de enojo a menudo están disponibles en la palma de las manos de sus hijos”.
Los padres tienen el derecho y, de hecho, el deber, de controlar cómo el mundo exterior entra en su hogar. Desafortunadamente, muchos padres son demasiado rápidos para ceder ante la presión de los compañeros o las súplicas de sus hijos, deseando evitar una pelea o parecer “extraños”, en lugar de imponer pautas claras que fomenten la salud de su familia. Sin embargo, establecer pautas claras y estrictamente exigibles para el tiempo de uso tecnológico, tanto el tuyo como el de tus hijos, puede ser una de las formas más eficaces de fomentar actividades reales que nutran la vida familiar: “Juego real, conversación real y amistad real”, en palabras del obispo Olmsted.
6) Consagrar el hogar a María
Con tantas fuerzas en contra de la vida familiar en estos días, sería absurdo que cualquier familia tratara de evitarlas sola, sin la ayuda de Dios. Toda familia necesita protección espiritual. Por esta razón, el obispo Olmsted insta a todas las familias de su diócesis a que consagren a su familia a la Santísima Madre, bajo la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe.
Esta es una idea maravillosa, y es algo que insto a todas las familias a considerar. Nuestra Señora de Guadalupe es la patrona de Human Life International y de Vida Humana Internacional. Fue con la aparición en Guadalupe que nuestra Señora derrotó a la Cultura satánica de la Muerte abrazada por los aztecas y convirtió a millones de corazones a Cristo.
“Su intercesión por nuestras familias es clave para ganar la batalla espiritual de nuevo en nuestro tiempo”, dice el obispo Olmsted. “Mis queridos hijos e hijas, si aún no lo han hecho, inviten a Nuestra Señora a vivir con ustedes a través de la consagración de su hogar a Jesús a través de su Corazón Inmaculado.
No hay tiempo como ahora mismo. Espero que considere seriamente cómo implementar cada una de estas seis sugerencias en su propia vida familiar. Porque, como el obispo Olmsted señaló en una entrevista reciente sobre su carta, “La unidad básica de la sociedad es la familia. La unidad básica de la Iglesia es la familia. Y eso significa que la salud de una sociedad y la salud de la Iglesia es la salud de cada familia”.
Actualmente estamos presenciando un ataque cultural coordinado contra la institución de la familia. Hay muchas soluciones potenciales para esta crisis. Sin embargo, hoy tenemos el poder de tomar medidas significativas para proteger a nuestra familia contra las fuerzas antifamilia.
Agradecemos a Cecilia Rodríguez, Asesora Educativa de VHI, la traducción de este artículo.