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Iglesia Católica defiende la verdadera democracia

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Autor: Miguel Manzanera SJ

El pasado 21 de agosto la Conferencia Episcopal Boliviana a través de su Secretario, Mons. Eugenio Scarpellini, emitió el documento “Por una democracia al servicio del bien común” en el que analiza algunas amenazas del proceso electoral que vive Bolivia y que pueden debilitar la institucionalidad democrática y el servicio al bien común de la sociedad boliviana.

Los Obispos subrayan el enfrentamiento verbal, denuncias, insultos y descalificaciones mutuas entre algunos candidatos, que ocupan el espacio en los medios de comunicación. De esta manera se deja de lado la exposición de los problemas estructurales graves que afectan a gran parte de la población tales como “la pobreza persistente, el crecimiento de la inseguridad ciudadana, una deficiente administración de justicia, el crecimiento del narcotráfico, el estancamiento de los servicios de educación y salud frente a las eternas promesas de su transformación”.

Obviamente es el partido gobernante el más llamado a dar soluciones realistas a estos graves problemas, pero parece que está más interesado en mantenerse en el poder que en ofrecer propuestas de solución. La CEB pide a todos los partidos una mayor transparencia en la campaña electoral y una presentación objetiva de sus planes y programas para que los ciudadanos puedan elegir según su libertad de conciencia a los candidatos más creíbles.

Al mismo tiempo los Obispos ponen de manifiesto que en la contienda electoral el partido de Gobierno utiliza recursos del Estado poniéndolos a su servicio, confundiendo la función pública estatal con la propaganda electoral partidista. Con ello se rompe la igualdad democrática.

Los medios de comunicación deben también evitar excesos y manipulaciones y transmitir una información veraz y responsable. Los ciudadanos están llamados a prepararse con responsabilidad y participar activamente con vocación y civismo.

Estas propuestas han sido mal recibidas por algunos dirigentes del partido gobernante que acusan a los Obispos de formar un partido opositor de derechas y de entablar una “guerra sucia”. Contraponen también esta posición conservadora de los Obispos de Bolivia con la actitud renovadora del papa Francisco y de la teología de la liberación.

Creemos que esta crítica gubernamental contra la Iglesia es injusta y, además, muestra cómo en vez de dialogar y aclarar puntos controvertidos, se prefiere el ataque y la descalificación. La Iglesia cumple su misión cuando denuncia las faltas éticas en las campañas electorales. Jesús mismo se enfrentó con los saduceos, fariseos y otros grupos poderosos, denunciando su ansia de poder y de dinero. El mismo se proclamó defensor de la Verdad y se enfrentó a Pilato acusándole de no buscar la Verdad y de aliarse con la mentira (Jn 18, 17).

Jesús confió a la Iglesia la misión profética de denunciar el mal para proclamar el Bien y defender la justicia, el derecho y la fraternidad. Históricamente la humanidad a lo largo de veinte siglos ha ido definiendo los postulados en los que se basa la democracia como la actual forma política de gobierno que mejor se adecúa con la dignidad y los derechos fundamentales del ser humano.

En cumplimiento de esa misión la Iglesia defiende la democracia auténtica y la expone con autoridad por medio de los Papas y Obispos a sus fieles y a todas las personas de buena voluntad. Una síntesis sistematizada de esa enseñanza hasta el año 2004 se encuentra en el libro “Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia”. El Papa Francisco, al igual que sus predecesores, continúa esa labor como parte esencial de su misión de proclamar la Verdad, la Justicia y la Paz.

Por ello los Obispos, debidamente asesorados, tienen que orientar a sus fieles en las campañas electorales, dándoles a conocer los valores ontológicos y éticos y los derechos humanos fundamentales que considera irrenunciables. Entre ellos mencionamos la dignidad de todo ser humano, la vida desde la concepción hasta la muerte natural, la familia basada en el matrimonio entre el varón y la mujer, la educación básica como derecho fundamental de la niñez y adolescencia ejercido por los padres de familia, la libertad religiosa sin discriminaciones injustas y reconociendo a las religiones mayoritarias que forman el substrato histórico cultural de Bolivia.

Por último hay que tener en cuenta que en situaciones críticas donde hay abusos de poder que persiguen acallar críticas legítimas, la Iglesia tiene la obligación de ser la voz de los sin voz y de defender a las personas injustamente discriminadas, perseguidas, encarceladas o incluso asesinadas. Aquí es preciso actuar con prudencia dentro de las diversas situaciones.