Jorge Ybarnegaray Urquidi Ph. D.
Prof. de Bioética UCB.
Miembro de la Academia Pontificia por la Vida
El 25 de marzo se recuerda el día del Día del Niño por Nacer. Esta fecha reconocida en varios países por disposiciones gubernamentales o institucionales, merece una atención especial, puesto que marca una opción positiva por el valor de la vida humana y el desarrollo de una cultura a favor del respeto a la dignidad de la persona y de sus derechos. En Bolivia fue instituida por la Conferencia Episcopal Boliviana en el año 2001, con el fin de apreciar el valor de la vida humana en el periodo de gestación.
¿Desde cuándo deben ser reconocidos estos derechos? Desde una visión científica, la embriología nos demuestra que estamos ante un nuevo ser con su genoma humano cuando dos cargas genéticas provenientes del padre y de la madre se unen para formar una criatura única. Tiene la propiedad esencial de estar en constante desarrollo que se inicia en la concepción y continúa después del nacimiento. Se debe admitir que desde la concepción se originan también sus derechos.
Citaremos algunas declaraciones de eminentes científicos respecto al inicio de la vida humana. Jérôme Lejeune padre de la genética moderna, en su obra Genética, Ética y Manipulaciones, dice: "Esta afirmación no es una hipótesis de un teórico, ni de un teólogo, sino una constatación experimental. En cuanto los 23 cromosomas del espermatozoide se encuentran con los 23 cromosomas del óvulo, toda la información necesaria y suficiente está allí, reunida en el ADN para determinar todas las cualidades de un nuevo ser humano. No se trata de una opinión, de un postulado moral o de una idea filosófica, sino de una verdad experimental".
Mathews-Roth, de la Escuela de Medicina de Harvard, lo confirma y refuerza con referencias de más de 20 libros de embriología y medicina, de que la vida humana comienza en la concepción. Hymie Gordon, del Departamento de Genética de la Clínica Mayo en E.U., expresa: "Basado en todos los criterios de la biología molecular, la vida está presente en el momento de la concepción". Mc. Carthy de Mere, médico y abogado de la Universidad de Tennessee, afirma: "El momento exacto de los comienzos de la persona y del cuerpo humano, es el momento de la concepción".
El normal crecimiento y desarrollo del óvulo fecundado, el embrión o el feto, se encuentra muchas veces ante un mundo ciego que niega el valor de su existencia. El nuevo ser concebido recibe injustamente la condena a no seguir viviendo y a no tener los derechos que a nosotros se nos otorgó. “Es descartado”, haciendo alusión a un término expresado por el papa Francisco.
Si el derecho a la vida constituye el eje principal de los derechos humanos, los del niño por nacer no pueden ser ignorados, antes bien deben merecer la decidida atención del Estado, de sus instituciones y de toda la sociedad.