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La lucha por la vida es aún más urgente después de las elecciones en EUA.

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Por el Padre Shenan J. Boquet – presidente de Vida Humana Internacional.

Publicado el 11 de noviembre del 2024.

 
El martes pasado, el presidente Donald J. Trump ganó su candidatura para convertirse en el 47.º presidente de los Estados Unidos, y el Partido Republicano está listo para controlar las dos Cámaras del Congreso.

Este ciclo electoral trajo consigo algunas victorias y trágicas pérdidas para la vida y la familia. Afortunadamente, los habitantes de Florida, Nebraska y Dakota del Sur rechazaron iniciativas electorales que habrían legalizado el asesinato bajo demanda de niños inocentes durante los nueve meses de embarazo. Lamentablemente, las iniciativas para proteger la vida inocente fracasaron en los estados de Arizona, Colorado, Missouri, Montana, Nevada y Nueva York, que consagraron aún más el "derecho a matar".

En este momento histórico, necesitamos urgentemente que los líderes gubernamentales y los políticos sean portavoces poderosos que se opongan firmemente a la agenda antivida y antifamilia que está destruyendo a las personas, las familias y las comunidades. Necesitamos que estos líderes busquen y empleen medios eficaces para proteger el derecho fundamental a la vida de todo ser humano, empezando por deshacer todas las políticas y programas antivida y antifamilia instituidos bajo el régimen de Biden-Harris.

Durante los últimos cuatro años, la administración Biden-Harris ha trabajado incansablemente con los Departamentos de Defensa, Salud y Servicios Humanos, y otras agencias gubernamentales para consagrar el llamado derecho al aborto y promover las ideologías LGBTQ+ y transgénero. Al mismo tiempo, socavaron el matrimonio y la familia como la piedra angular de la sociedad, los derechos de los padres, el derecho de conciencia y la libertad religiosa.

¡Todo esto debe deshacer!

 

Votando por la opción católica en 2024 en EUA

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Por el Padre Shenan J. Boquet – presidente de Vida Humana Internacional

Publicado el 4 de noviembre del 2024

 

 “El pueblo está llamado a participar cada vez más en la vida pública de la nación. Esta participación conlleva graves responsabilidades. De ahí la necesidad de que los fieles tengan un conocimiento claro, sólido y preciso de sus deberes en el campo moral y religioso en lo que respecta al ejercicio de los derechos civiles, en particular del derecho de voto.”

 

― Venerable Papa Pío XII, Discurso a la Acción Católica Italiana.

 

Mientras emitimos nuestro voto para elegir al 47º presidente de los Estados Unidos y a las personas que ocuparán diversos cargos federales, estatales y locales, es hora de recordarnos una vez más lo mucho que está en juego en estas elecciones y cuáles son nuestros deberes como ciudadanos católicos.

 

Los resultados de las elecciones del martes afectarán a todos los niveles de nuestra sociedad: desde la legislación hasta los jueces, pasando por el sistema educativo, la política exterior, la atención sanitaria y mucho más. Y aunque nuestro voto es sólo uno entre millones, sigue siendo cierto que el peso acumulado de esos millones de votos determina, de manera crucial, el futuro que tendrá nuestro país. Esto nunca ha sido más cierto que hoy, cuando están en juego graves cuestiones morales y sociales: el estatus del matrimonio, la familia, los derechos de los padres, los derechos de conciencia, la libertad religiosa y el respeto por la vida humana misma.

 

Matar a los vulnerables, enfermos e indefensos.

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Por el Padre Shenan J. Boquet – presidente de Vida Humana Internacional.

Publicado el 28 de octubre del 2024.


 “La llamada eutanasia “compasiva” sostiene que es mejor morir que sufrir y que sería compasivo ayudar a un paciente a morir mediante la eutanasia o el suicidio asistido. En realidad, la compasión humana no consiste en causar la muerte, sino en abrazar al enfermo, en apoyarlo en sus dificultades, en ofrecerle afecto, atención y los medios morales para aliviar el sufrimiento”.

–Samaritanus Bonus.

Los activistas pró-vida llevan mucho tiempo advirtiendo que la consecuencia más previsible de la legalización de la eutanasia y el suicidio asistido será la eliminación de las barreras de protección que protegen a los miembros más débiles, vulnerables y marginados de la sociedad.

Advertimos que esto conduciría a una letanía de horrores.

Esto es precisamente lo que ocurrió en países como Bélgica y los Países Bajos, que estuvieron entre los primeros en legalizar estas prácticas inhumanas. Sin embargo, ningún país parece estar tan decidido a sondear las profundidades de la depravación introducida por la eutanasia legalizada y el suicidio asistido como Canadá.

 

La desesperanza y el miedo por acoger a los niños.

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Por el Padre Shenan J. Boquet – presidente de Vida Humana Internacional.

Publicado el 21 de octubre del 2024.

 

Desde hace décadas, activistas pró-vida como el fundador de Human Life International, el Padre Paul Marx, han advertido que la verdadera amenaza que enfrenta el mundo no es la superpoblación, sino más bien la subpoblación.

Al hacer esta afirmación, esas voces proféticas iban contra la corriente, por decirlo suavemente. Sus opiniones fueron ahogadas por una cacofonía de voces que proclamaban una catástrofe inminente y apocalíptica si las naciones no concentraban sus recursos en reducir la tasa de natalidad.

Los profetas pró-vida vieron la enorme energía que se estaba invirtiendo en difundir esta propaganda agorera sobre la superpoblación, junto con la inversión masiva en anticoncepción y aborto y la promoción de una nueva ética sexual basada enteramente en conceptos de “libertad” y placer. Sabían que esto eventualmente nos alcanzaría.

Vieron que la inculcación de una mentalidad anti-vida en el corazón mismo de nuestra cultura eventualmente produciría el fruto podrido de una sociedad sin esperanza y, en consecuencia, sin hijos (sin bebés), una cultura que eventualmente tendría dificultades para reproducirse. Los políticos y burócratas que se habían dejado llevar por la histeria de la superpoblación estaban tan concentrados en el aparente problema de superpoblación del momento que no podían concebir la posibilidad de que al tratar de “resolver” este problema, estuvieran, de hecho, creando las condiciones para un problema mucho peor en el futuro.

¡Cómo han cambiado las cosas en los últimos años! Ahora, uno se encuentra con que las mismas publicaciones liberales, políticos y burócratas que proclamaban a viva voz el fin de todas las cosas debido a la superpoblación, están empezando a retorcerse las manos por los numerosos problemas económicos y sociales que plantea la sorprendentemente (para ellos) repentina caída de las tasas de natalidad y el inminente colapso demográfico.

 


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