La ley abortista de Nueva York pone en peligro a las mujeres

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Deborah M. Piroch

Directora de Relaciones Públicas

Human Life International

 

Todo el que cumpla la voluntad de mi Padre Celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre (Mateo 12:50).

 

El Gobernador del Estado de Nueva York, Mario Cuomo firmó con mucho orgullo el proyecto de ley para ese estado que lleva el título de Acta para la Salud Reproductiva de Nueva York durante el aniversario 46 de Roe v. Wade (la sentencia del Tribunal Supremo de EEUU de 1973 que legalizó el aborto en todo el país). Esta nueva ley permite la matanza del niño por nacer hasta el día del nacimiento, sin ni siquiera algún tipo de restricción. Cuomo también que el edificio del One World Trade Center que fuese iluminado de rosado, quizás para “celebrar” que todas las niñas pueden ahora abortar a sus bebés en nombre de la mal llamada “libertad reproductiva”.

 

Que nadie se equivoque, muchas mujeres morirán como resultado de esta ley. Como mujer e hija de un internista con una subespecialidad en cardiología, puedo preguntar: ¿dónde está en estos momentos el lobby feminista? Todos los años mueren mujeres en EEUU a causa del aborto legal a manos de médicos abortistas ¿y ahora resulta que Nueva York va a permitir que también personas que no son médicos cometan abortos?

 


Todos los estados tienen la obligación de honrar y respectar tanto a las mujeres como a los niños y niñas que no han nacido todavía. El aborto nunca es ni será un “derecho” por ningún motivo. Según esta ley, ahora el corazón de un bebé que lleva latiendo 8 meses en el seno de su madre puede ser detenido en una sucia y mal llamada “clínica” de Planned Parenthood en Nueva York, incluso por el más trivial de los motivos. Ello se debe a que el término “salud” incluye factores sociales y económicos, como el pasar vergüenza o el poder continuar estudiando. Todos debemos estar indignados.

 

Que no nos engañen. Al Sr. Cuomo le encanta recordar al público que él fue monaguillo cuando era un jovencito. Lamentablemente, parece que se le ha olvidado la doctrina católica. Tan grave es el pecado de destruir una vida humana inocente, que la Iglesia Católica enseña que cualquiera que sea cómplice de este pecado está automáticamente excomulgado. Ello significa que el Gobernador se encuentra en estado de pecado mortal y, si no se arrepiente, está sin esperanza alguna de salvarse.

 

Con frecuencia escuchamos el eufemismo “yo soy católico pero no creo que pueda obligar a otros a aceptar mis creencias”. ¿De manera que usted personalmente está en contra de que maten a gente inocente? Sin embargo, ¿todavía cree que está bien que otros cometan asesinato? El Cardenal O’Connor de Nueva York, ya difunto, habló muy certeramente sobre este  mismo punto:

 

“La Iglesia reconoce que durante un embarazo puede haber muchas situaciones difíciles. Pero hay un principio fundamental que siempre debe prevalecer: El fin nunca justifica los medios, si estos medios son malos. En otras palabras, las circunstancias difíciles nunca pueden justificar la matanza directa de un ser humano inocente. ¿Qué clase de mundo tendríamos si no fuésemos fieles a este principio? ¿Dónde y cuándo se detendría la matanza?”

 

Cuomo debería recordar a este Cardenal. Oremos para que la intercesión de Mons. O’Connor conduzca al arrepentimiento del Gobernador de Nueva York y de los legisladores de ese estado.