El próximo y terrible paso de la revolución sexual: El transgenerismo (3/3)

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Padre Shenan J. Boquet
Presidente
Human Life International


11 de marzo de 2019

Los niños: víctimas de sacrificio de la ideología del transgenerismo

Lo más estrafalario es que el transgenerismo está siendo presentado como si fuese un valor absoluto, algo que no se puede criticar, a pesar de la clara falta de investigación confiable sobre este fenómeno – especialmente en cuanto a cómo afecta a los niños. Además, cualquier investigación que vaya en contra de los dogmas de la ideología del transgenerismo es inmediatamente rechazada.

Por ejemplo, un estudio reciente halló que la disforia de género parece tener como uno de sus factores causantes el “contagio social”. Es decir, tal parece que la disforia de género se difunde a través de los grupos sociales, de manera similar a la bulimia o al auto-cortarse, especialmente entre las niñas. Los investigadores describieron este fenómeno como el Rápido Comienzo de la Disforia de Género. Parece afectar principalmente a las niñas, muchas de las cuales de pronto dicen estar confundidas acerca de su género, a pesar de nunca antes haber expresado esta confusión [9].


Algunas de las evidencias anecdóticas que apoyan la existencia del factor del contagio social de la disforia de género son profundamente irresistibles – como la de la escuela en el Reino Unido donde sorprendentemente 17 estudiantes – muchos de ellos autistas, según el informe – están “cambiando” de género [10]. Como informa el National Post: “En el estudio de un caso, una niña de 14 años y tres de sus amigas anunciaron que eran transgéneras luego de un año de que su muy popular entrenadora de deportes anunció que ella era transgénera” [11]. El hecho de que el factor de contagio social afecta principalmente a las niñas también explicaría el asombroso aumento de la disforia de género en las niñas, como lo señalan los datos estadísticos del Reino Unido mencionados arriba.

Sin embargo, en vez de tener cuidadosamente en cuenta los datos y de considerar una irresistible hipótesis, los activistas transgéneros han salido a la luz pública para demonizar a los investigadores de este estudio y para pasar por alto sin prueba alguna la mera posibilidad de que pueda existir un factor social como una de las causas de la disforia de género.

El hecho es que los menores de edad que sufren de disforia de género son los peones involuntarios en una guerra ideológica. Toda la izquierda social se ha aprovechado de la ideología del transgenerismo como su próximo paso lógico en su intento por incrustar los principios de la revolución sexual en la sociedad tan profundamente como les sea posible. La revolución sexual primero separó las relaciones sexuales de la procreación. Ahora está separando totalmente la sexualidad de la biología. Si el sexo y la sexualidad son simplemente construcciones sociales, entonces se pueden reconstruir a voluntad. Nada está prohibido. Si el transgenerismo se convierte en algo aceptable a gran escala, entonces los revolucionarios sexuales pueden decir que han logrado la victoria final. Y ellos lo saben.

Estos revolucionarios creen que si niños inocentes tienen que sufrir en el nombre de esta ideología, pues que así sea. Y están sufriendo. El nuevo informe del CDC, por ejemplo, presenta una horrible imagen de cómo es la vida de los niños que sufren de disforia de género. El informe arrojó que en los adolescentes que dicen que son transgéneros un 35% de ellos ha intentado cometer suicidio durante el pasado año; un 23.8% informó que había sido obligado a tener relaciones sexuales; y un 26.4% informó que sufrió violencia física durante una cita. Y eso es solamente la punta del iceberg.

Ahora ha surgido un nuevo término, el de “cisgénero”, el cual simplemente se refiere a las personas que aceptan su sexo biológico, es decir, personas normales. Pues bien, los estudiantes transgéneros fueron más propensos que los cisgéneros a reportar haber tenido su primera relación sexual a los 13 años de edad así como relaciones sexuales con cuatro o más personas que los estudiantes cisgéneros. Los estudiantes transgéneros fueron más propensos que las cisgéneras a tener relaciones sexuales (43.1% versus 33.2%) y a haber ingerido bebidas alcohólicas o a haber consumido drogas antes de su última relación sexual (30.0% versus 17.9%). Los estudiantes transgéneros fueron menos propensos a tomar la prueba del VIH que los cisgéneros y las cisgéneras (70.0% versus 87.4% y 86.9%, respectivamente).

Desde luego, los activistas transgéneros inmediatamente interpretan estos datos estadísticos como evidencia del daño que causa la “intolerancia” anti-transgénero. En vez de utilizar recursos para investigar y buscar tratamientos psicológicos de sentido común para intentar resolver los problemas subyacentes que pueden estar causando la disforia de género, los activistas transgéneros empujan con entusiasmo a niños y adolescentes a aceptar una identidad y un estilo de vida que conllevan los más graves riesgos para su bienestar físico, psicológico y espiritual.

Como observó recientemente un columnista, el transgenerismo es una forma de “engaño en masa”, y solo se detendrá “cuando haya suficiente gente que simplemente se niegue a hacerle el juego”. Como observa Jonathon van Maren:

“Esta no es la primera vez en la historia que un ‘engaño en masa’ ha barrido con una civilización, pero es sin duda el caso más grave. Hay casos en que la policía ha estado intimidando a ancianas y a madres jóvenes simplemente porque ellas insisten en que los hombres biológicos son hombres. Casi cada semana se multiplican nuevos géneros – no puedo encontrar a una sola persona que de hecho pueda nombrar a más de media docena de los aparentemente más de 50 géneros que ahora existen. Las mujeres pueden tener órganos sexuales masculinos. Los hombres pueden quedar embarazados. Y a los niños se les debe tomar la palabra, según los activistas transgéneros, si dicen estar confundidos acerca de su género”.

Van Maren concluye con esta severa advertencia: “Si la apatía, que a menudo define nuestra cultura política, es la reina suprema y si la mayoría de la gente simplemente intenta pasar por alto a los activistas transgéneros, mientras éstos colonizan nuestras escuelas y adoctrinan a nuestros niños, entonces vamos a ser testigos de una verdadera, radical y muy perjudicada generación que se va a alzar para celebrar la muerte del sentido común – y proclamar el fin de la civilización occidental” [12].

Jonathon tiene razón. Los extremistas activistas de género están intimidando y avergonzando públicamente a ciudadanos de a pie, para que pretendan aceptar una ideología con la que la mayoría de la gente intuitiva y profundamente no está de acuerdo. Y mientras tanto, esos activistas están realizando muchos esfuerzos para reclutar y alistar el imperio de la ley y de su puesta en vigor, para hacer ilegal y castigar cualquier disenso en contra de su ideología. No podemos permitírselo. La vida de nuestros niños y el futuro de nuestra sociedad dependen de ello.

Notas:

[9]. https://nationalpost.com/opinion/barbara-kay-a-new-report-sounds-the-alarm-on-rapid-onset-gender-dysphoria.

[10]. https://thebridgehead.ca/2018/11/19/teacher-reveals-that-17-students-have-become-trans-at-one-school-and-most-of-them-are-autistic/.

[11]. https://nationalpost.com/opinion/barbara-kay-a-new-report-sounds-the-alarm-on-rapid-onset-gender-dysphoria.

[12]. https://www.lifesitenews.com/blogs/this-transgender-mass-delusion-will-end-when-enough-people-simply-refuse-to.