No nos rindamos ante la confusión

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Padre Shenan J. Boquet
Presidente 
Human Life International

Nos hemos enterado del recientemente concluido congreso, titulado “La extinción biológica”, del cual fue anfitrión la Pontificia Academia para las Ciencias (PCC) del Vaticano. Al respecto, hemos expresado nuestra gran preocupación por el daño que se puede causar a las almas cuando en la Iglesia se da una falsa impresión al invitar a conferenciantes que promueven el control demográfico coercitivo, incluyendo el infame programa de China de solo dos hijos por familia y de abortos y esterilizaciones forzosas. 

Uno de estos conferenciantes fue Paul Ehrlich, un científico totalmente desacreditado que ha publicado libros favorables al aborto forzoso y otros crímenes contra la dignidad humana. Al terminar este congreso, Ehrlich expresó su satisfacción acerca del evento y declaró que todas las presentaciones, excepto una, fueron “excelentes” y que “todos estuvieron de acuerdo” con que la anticoncepción es un “imperativo moral”, si es que el mundo va a evitar los peores efectos de la “sexta extinción biológica” que ya está en curso. En una reciente entrevista que le hizo el periódico inglés “The Guardian”, Ehrlich sugirió que reducir la población mundial a mil millones de personas tendría un “efecto global provida”. (La población mundial actual es de 7 mil millones de personas.)

El canciller de la PCC, que le dio la bienvenida a Ehrilch y a otros proponentes del control demográfico (pero no, que sepamos, a conferenciantes provida), dijo, durante una de las sesiones del congreso en la cual se habló favorablemente de la anticoncepción, que “no sabemos con exactitud” cuál es la doctrina de la Iglesia acerca de la “fecundidad”. Aparentemente, Su Excelencia no está familiarizado con las Encíclicas Casti conubii, Humanae vitae y Evangelium Vitae, así como tampoco con docenas de otros documentos papales. Sin embargo, se le ha encargado la tarea vida humana, los nacimientos y el control demográfico. 

Puede suceder también que el obispo-canciller no se haya enterado de la más reciente declaración del Papa Francisco, en la cual expresó: “Para las vocaciones, también hay otro problema: las bajas tasas de natalidad. Si no hay hombres jóvenes, no habrá sacerdotes”. El peligro de ver a la gente solo en términos de lo que consumen, en vez de sus dones particulares y de su status de personas se multiplica cuando los mismos sacerdotes caen en esta mentalidad secularista.

John Bongaarts, vicepresidente del Population Council, también pidió, durante su intervención en este congreso, que si hiciera más disponible la anticoncepción y más factible la reducción del tamaño de las familias. El Population Council es una organización muy destructiva que rabiosamente promueve el control demográfico por medio del aborto y la anticoncepción (incluyendo la que es abortiva). Bongaarts, envalentonado por la invitación que recibió a participar en este congreso, tuvo la insolencia de distorsionar la doctrina de la Iglesia acerca de la “paternidadresponsable”. Este término fue explicado con exactitud y en total fidelidad al Evangelio por el Papa Pablo VI en el número 10 de su profética Encíclica Humanae vitae. Escandalosamente, el obispo-canciller no defendió a los marginados en todo el mundo a quienes Bongaarts y sus compinches ven como una “amenaza” para el planeta. En vez de ello, el prelado afirmó que todos debemos alejarnos de la idea de que haya familias numerosas y en su lugar aceptar el concepto de solo dos hijos por familia, con el propósito de la “sostenibilidad”.

¿Será escandaloso también informar acerca de abominables eventos como éste que tienen lugar en el Vaticano? Me resultaría grato el no tener que hacerlo y, en su lugar, repetir abiertamente la muy necesaria aclaración que el Vaticano emitiese. Sin embargo, los medios seculares de difusión han estado desinformando a todo el mundo diciendo falsamente que la Iglesia “ha cambiado” su doctrina de siempre en contra de la anticoncepción. Como resultado de ello, hay gente que ahora está felicitando a la Iglesia y que aparentemente ya no siente la necesidad de arrepentirse de su actitud favorable al control demográfico, incluyendo el forzoso. Sin embargo, los que han pedido que el Vaticano clarifique lo expresado en este congreso han sido catalogados como representantes de un sector “marginal” de la Iglesia, aun en los casos en que estos fieles católicos hayan citado documentos papales.
Comprendo que muchas personas provida se sientan desanimadas ante lo que están viendo y oyendo de algunos jerarcas de la Iglesia. Tristemente, el disenso público y abierto de algunos líderes eclesiásticos, así como su ambigüedad doctrinal están causando escándalo y confusión. Los fieles buscan liderazgo y claridad en un mundo cada vez más hostil a todo lo que es auténticamente católico. Sentimos como si no pudieran dirigirse a “la Iglesia del Dios vivo, columna y fundamento de la verdad” (1 Timoteo 3:15), para ser guiados y protegidos ante tanta confusión. No puedo contar la cantidad de veces que he escuchado estas preocupaciones durante mis viajes misioneros.

Pero no debemos perder la esperanza. La verdad no ha cambiado. Hay muchos obispos, sacerdotes y líderes laicos que se mantienen firmes. Hay muchos fieles que ven los signos de los tiempos en este año, centenario de Fátima, que saben que no todo está perdido, que Dios tiene la victoria (cf. Juan 12:31) y que todos tenemos un rol que cumplir. Ese rol es la oración, la penitencia y la limosna – que son exactamente esos deberes cristianos que Él nos exige de manera especial durante la Cuaresma (cf. Mateo 6:1-18).

“Donde el abundó el pecado, sobreabundó la gracia” (Romanos 5:20). Busca lo bueno y concentra tus esfuerzos en realizarlo. Ofrece al Padre tus sacrificios con amor y confianza por la Iglesia, por el Santo Padre y por los obispos y sacerdotes que fielmente cuidan de ti y de tantas otras personas. Cuando parece que la Iglesia no quiere ser lo que Cristo le ha pedido que sea, tú toma el manto o, mejor aún, la Cruz y ayuda al Señor de cualquier manera que puedas, sea pequeña o grande. Reza y hazte presente como puedas en la lucha por la vida, la familia y la dignidad humana. No tengas miedo y no te desesperes.