Padre Shenan J. Boquet
Presidente
Human Life International
Recientemente, el Presidente de EEUU Donald Trump se hizo eco del sentir de muchas personas durante su Discurso sobre el Estado de la Unión, cuando señaló la horripilante promoción del aborto tardío por parte de varios estados del país.
“No puede haber un contraste más grande que el de la hermosa imagen de una madre cargando a su bebé recién nacido y los escalofriantes acontecimientos que nuestra nación ha visto en días recientes”, dijo el presidente. Y luego continuó: “Los legisladores del Estado de Nueva York aplaudieron con entusiasmo la aprobación de una legislación que permitirá que un bebé sea arrancado del vientre de su madre momentos antes del nacimiento. Estos son hermosos bebés vivientes que tienen la capacidad de sentir [dolor] que nunca tendrán la oportunidad de compartir su amor y sus sueños con el resto del mundo. Luego tuvimos el caso del Gobernador del Estado de Virginia, quien básicamente dijo que ejecutaría a un bebé después del nacimiento”.
El presidente pidió al Congreso aprobar un proyecto de ley que prohibiría los abortos después de las 20 semanas [debido a que existe consenso entre los científicos que en esta etapa ya los bebés no nacidos sienten dolor, aunque hay científicos que creen que esto ocurre mucho antes]. El presidente añadió: “Trabajemos juntos para establecer una cultura que aprecie la vida humana inocente. Y reafirmemos una verdad fundamental: todos los niños – nacidos o por nacer – han sido creados en la santa imagen de Dios”.
Los términos utilizados por el presidente: “bebé”, “arrancado del vientre de su madre”, “hermosos bebés vivientes que tienen la capacidad de sentir dolor” demuestran que el mandatario no estaba utilizando eufemismos o frases engañosas. ¡Qué cosa más extraordinaria que el escuchar al Presidente de EEUU enfatizar la humanidad del bebé no nacido! También es extraordinario que haya llamado las cosas por su nombre: señalando el extremismo abortista por medio de expresiones claras y carentes de ambigüedad ante toda la nación y, de hecho, ¡el mundo entero!
Recuerdo una anécdota que me contó una persona provida que había escuchado un debate entre un defensor de la vida y una persona proaborto. El defensor de la vida repetidamente habló acerca de la “matanza de bebés” por medio del aborto. Después del debate, la persona provida que me contó este acontecimiento estaba en el mismo elevador que el defensor de la vida. También había personas proaborto. Al principio todo era silencio. Pero entonces, una de las personas en el elevador alzó la voz y dijo: “Matanza de bebés. ¡Simplemente no hay argumento que pueda justificar eso!”
Ése es el poder del lenguaje sencillo y verdadero. El tipo de lenguaje que empleó el Presidente Trump. Y esa es la manera por medio de la cual debemos hablar en contra de cualquier aborto provocado. Con palabras breves, directas y verdaderas, palabras que revelen la realidad, en vez de ocultarla como hacen los confusos eufemismos de los propagandistas del aborto.
Vergonzosamente, casi todos los miembros del Partido Demócrata que estaban presentes durante el discurso presidencial (con la excepción del Senador Joe Manchin del Estado de West Virginia) se quedaron ahí sentados con caras de piedra durante esta parte del discurso; mientras que los Republicanos se pusieron en pie y aplaudieron. Muchos observadores se sorprendieron de que el Senador Demócrata Chuck Schumer (un líder de ese partido), a quien la cámara enfocó en esos momentos, parecía estar sonriéndose burlonamente ante las palabras del presidente.
Ello es trágico. La protección de la dignidad de la vida humana no nacida no es y no debe ser una cuestión de partidos. Que esto haya ocurrido es contraproducente para el movimiento provida y para todo el país. Desafortunadamente, sin embargo, la realidad es que toda la cúpula del Partido Demócrata parece estar resueltamente decidida a destruir cualquier puente de comunicación sobre este tema y a continuar inexorablemente por el sendero del extremismo abortista.
En su discurso, el Presidente Trump podría también haber señalado cómo los Demócratas del Senado bloquearon la votación sobre un proyecto de ley el pasado 4 de febrero (2019) que hubiese protegido la vida de los bebés que sobreviven un aborto. (Los Demócratas de la Cámara de Representantes bloquearon la votación sobre este mismo proyecto de ley el día siguiente al discurso del presidente.) El Presidente Trump también podría haber mencionado los extremistas proyectos de ley proaborto apoyados por Demócratas en los Estados de Vermont y Rhode Island. Estos proyectos, de convertirse en ley, hubiesen legalizado los abortos tardíos o hubiesen retirado ciertas restricciones a los mismos.
El proyecto del Senado, el Acta de Protección a los Sobrevivientes del Aborto (traducción libre), fue presentado por el Senador Republicano Ben Sasse, del Estado de Nebraska. De convertirse en ley, hubiera exigido a los médicos presentes durante el parto de un bebé que sobreviviese un aborto “el ejercicio de la misma pericia, cuidados y diligencia profesionales” para preservar la vida del bebé al igual que con cualquier otro bebé.
El Senador Sasse fue muy razonable cuando intentó obtener un consenso unánime a favor de este proyecto de ley diciendo: “Francamente, no debería ser difícil aprobar este proyecto”. Después de todo, ¿quién podría objetar que la ley claramente exigiera que cualquier bebé que nazca vivo deba ser atendido, en vez de ser abandonado para que muera (como ya se sabe que de hecho ha ocurrido)? Pues resulta que muchos Demócratas no están de acuerdo con este tipo de proyecto provida.
Por otro lado, no debemos estar sorprendidos. No olvidemos que el Presidente Barack Obama repetidamente votó en contra de proyectos similares al del Senador Sasse cuando fue Senador por el Estado de Illinois. Y lo hizo aún después de que se añadiera una cláusula que declaraba que estos proyectos no afectarían la legalidad del aborto. En otras palabras, el Presidente Obama fue tan extremista en cuanto al aborto que explícitamente votó en contra de declarar ilegal el infanticidio. Y nadie de su propio Partido Demócrata intentó criticarlo por ello, sino todo lo contrario.
Continuará.